No basta con microinnovar, hay que hacerlo de manera continua. ¿Os acordáis de eso de la «mejora continua»? Pues igual, pero innovando.
Dormirse en los laureles
Ya tenemos la idea, la hemos puesto en práctica y… ¡funciona! ¡Genial!
¿Cuánto tardará la competencia en darse cuenta de eso?
Pues ese es el tiempo que tienes de ventaja para desarrollar la siguiente innovación.
Dormirse en los laureles es peligroso porque pone en riesgo la inversión (dinero y esfuerzo) realizada para poner en marcha una innovación que puede finalmente quedar sin retorno de la inversión.
El antídoto: la microinnovación continua
El mundo es un no parar. Quien se queda quieto acaba por ser engullido por alguien. Y ese alguien suele ser el que se mueve.
Lo que hoy está en la cresta de la ola, mañana es despreciado por la mayor parte de los clientes, que lo ven como algo aburrido. Innovar está bien, pero mantener el ritmo está mejor.
Podéis pensar en grandes empresas cuando se habla de estos temas. Apple, Google, Samsung,… no paran de sacar productos nuevos. Pero esto es totalmente aplicable a pequeñas empresas. Incluso micro y nano empresas. Las yocto empresas las dejamos por ahora.
Un restaurante que confecciona nuevos platos y mueve su carta cada mes, una zapatería que busca constantemente nuevos proveedores y modelos, una frutería que trae frutas exóticas, una peluquería que trabaja a ritmo de Vivaldi, una librería que ofrece lectura de poesía cada tarde, un taller mecánico que invita al cine mientras repara el coche… microinnovaciones que son asequibles a todos.
Plantear un calendario y tratar de mantener el ritmo, sin miedo al fracaso, con decisión y sin hacer locuras es una actitud más que recomendable.
Posturas cómodas e incómodas
Existen varias posturas posibles frente a la innovación:
- Ser líder en innovación en tu sector
- Ser el seguidor del líder en tu sector
- Pasar de todo
Ser líder tiene sus ventajas: tú marcas el ritmo y la dirección. Pero también sus desventajas: a los exploradores, a veces, se los comen los indios.
Ser seguidor también tiene sus ventajas: no arriesgas tiempo, recursos ni dinero en investigar, simplemente copias lo que hace la competencia. Pero también sus desventajas: serás apreciado como el segundón, el copión de la clase, y poca gente querrá presumir de ser tu cliente.
Pasar de todo hace la vida más cómoda: no hay que hacer nada. Simplemente esperar a morir.
El momento
Las actitudes frente a la innovación no tienen por qué ser fijas: hoy eres líder y mañana copias lo que otro competidor ha hecho. Quizás veas una innovación exitosa y decidas pasar de ella y seguir tu camino.
El tiempo es una dimensión que se olvida con frecuencia y no es en absoluto despreciable.
¿Puedo hacerlo yo?
Debes hacerlo. En realidad, no hay otra opción. Incluso aquél que basa su clientela en precios bajos debe innovar para mejorar los de la competencia.
Si hace tiempo que no innovas, es posible que tu final esté más cerca de lo que piensas.