Se ha hablado mucho de Mercadona poco tiempo atrás. Algunas declaraciones de Juan Roig, su presidente ejecutivo, sobre todo han provocado polémica y sorpresa. Lo cierto es que han dejado indiferentes a muy poca gente. Se ha hablado de que deberíamos trabajar como «chinos», de los errores que cometieron respecto a los productos frescos y últimamente sobre la firma del convenio colectivo que fijaba en el doble del salario mínimo el sueldo mínimo que percibirán sus empleados.
Mercadona es una cadena de supermercados española de origen valenciano que cuenta con más de 1.450 establecimientos abiertos en 46 provincias, con más de 70.000 empleados en su gran mayoría con contrato fijo. Su cuota de mercado alcanza el 13,5%.
Recursos humanos
Mucho se ha dicho sobre Mercadona en relación con sus empleados. Bueno y malo. Cuando se trata de 70.000 empleos más los ex-empleados, es difícil no hallar voces discordantes.
Sin embargo, hay algo que está claro: el empleado medio de Mercadona está mucho mejor tratado que el empleado medio en el propio sector.
Es para estar contento
Desde sus inicios las relaciones laborales en esta empresa se han salido de lo convencional: la mayor parte de los empleados, empleados de tienda, no tienen tareas fijas asignadas sino que realizan aquello que es necesario en cada momento, se les informa puntualmente de la evolución de la tienda y de la empresa, se les anima, se les forma y se les contrata de manera indefinida con un sueldo inicial bastante superior a la media del sector.
¿Y sirve todo esto para algo?
Pues probablemente ésta sea una de las causas de su gran éxito a nivel nacional. Contar con personal comprometido, formado y motivado es un primer paso de un largo camino. ¿Significa esto que sea la única causa del éxito? Obviamente no.
Experiencias
Mi experiencia personal, que no representativa ni extensiva al conjunto, es bastante buena por los siguientes motivos:
- El trato es amigable y cercano: a pesar de ser un supermercado, los empleados hacen por conocerte e interactuar, saludan al llegar, son amables en el trato y no parece una actitud forzada.
- Los empleados conocen su trabajo y todos acaban resolviendo las dudas independientemente de la sección en la que se encuentren.
- Los empleados toman decisiones con el cliente en la cabeza: ya mencionamos en este blog la recomendación de un producto más barato.
- Algunos se saltan las normas para beneficiar al cliente.
- Rara vez he obtenido un «no» por respuesta.
- El helado de turrón es estupendo.
Conclusiones
Tener miedo a las decisiones que puedan tomar los empleados puede verse como algo normal. Sobre todo si no se confía en ellos, si no se les ha formado, si no conocen la cultura de la empresa, si no se les trata con respeto, con honestidad.
Mucha gente prefiere «empleados que no piensen». «Aquí no se viene a pensar, se viene a trabajar» es una máxima en más empresas de las que pudiera parecer.
El empresario temeroso de sus empleados probablemente tenga motivos reales para temer y, con casi total seguridad, esos motivos emanan de él mismo.
¡Pero no os preocupéis, que tiene solución… casi siempre!