¿Qué tienen en común Intel, HP, Samsung y el restaurante tipo «wok» de la esquina? La respuesta, debajo de la foto.
Una gama impresionante
He puesto tres ejemplos de empresas bastante conocidas. Tanto que no incluyo el link a sus sitios web. Sí incluiré un link a sus páginas de productos. Aquí están, probad a verlas:
Intel y su gama de procesadores
Samsung y su gama de teléfonos
No hay excusa, cualquier cliente, por raro que sea, verá sus expectativas satisfechas. Hay productos para todos los gustos. Incluso para los que jamás pensaron en comprar un móvil o una impresora. Hay para todos. Y, si tienes hambre, mejor no pinches en el enlace del wok…
A ver quién es el guapo que se queja.
Tiene ventajas
Cuando empresas tan importantes tienen un planteamiento comercial tan amplio, debe ser que es bueno, ¿no? Algunos ejemplos:
- Los clientes siempre encontraran el producto acorde a sus necesidades
La verdad, no se me ocurren muchas más ventajas.
Pero también inconvenientes
Unas gamas tan amplias como las de estas empresas tienen algunos inconvenientes:
- Diseñar, mantener y llevar al mercado tantos productos requiere un grandísimo esfuerzo
- La posibilidad de que algunos productos fallen, afecta al conjunto completo
- La post venta, desde el punto de vista técnico, es un caos: se necesitan expertos en cada uno de los productos
- Fabricar tal cantidad de productos diferentes es un reto inasumible para muchas empresas
- Cuando se tienen tantos productos por muy larga que sea la vida media de cada uno, acabará implicando un número de lanzamientos cada año enorme
- Lanzar un nuevo producto al mercado es muy complejo
- El impacto de cada nuevo producto es cada vez menor: no es lo mismo sacar al mercado una impresora después de dos años que cada quince días
- Los distribuidores sufren el caos con tanto producto nuevo u obsoleto
- Los publicistas ni te cuento
- Los encargados de los costes construyen tablas que Excel no puede manejar
Y otros cientos más que no tengo capacidad de reproducir. Aunque quizás el mayor problema de todos es la confusión a la que someten al cliente que no sabe distinguir unos productos de otros, que siente como su próximo teléfono estará obsoleto en meses y que, seamos sinceros, es que nunca pidió tan amplia gama.
Seamos sensatos: una gama bien planteada
Dar una imagen de empresa «dinámica» que está siempre en la cresta de la ola y que dispone de miles de productos diferentes puede ser un objetivo muy loable. Lo que no sé es si, a la larga, es rentable.
¿Compraré el último modelo de teléfono, ese tan caro, que no se distingue del modelo medio o bajo de la gama? ¿Necesito una impresora de la que, cuando agote el cartucho de tinta, tendré dificultades para encontrar uno nuevo porque ya ni se fabrica? ¿El procesador de mi portátil i7-4722HQ es mejor que el i7-4870HQ? ¿Acaso le importa esto a alguien?
Al final, visto lo visto, compraré la impresora que mi presupuesto me permita, el móvil que mi compañía me ofrezca y el procesador que venga dentro del portátil que me guste. Poco más que precio, oferta de un tercero o, ni siquiera eso.
No estaría del todo mal si no fuera porque las empresas que aparecen en este artículo, exceptuando el wok, tienen malas perspectivas a medio plazo.
Reflexionemos
¿Cuántos productos diferentes ofreces? ¿Conocen tus clientes tu gama de productos? ¿Cómo sabes que lo saben? ¿Cuándo fue la última vez que la replanteaste?