¡¿Cómo que no?! Que te lo digo yo, que reduzco los costes a cotas insospechadas. Verás tú qué bien. Un triunfo, justo lo que necesita esta empresa, ¡déjame y verás!
El plan… sencillo
Más fácil no se puede: sustituimos a todos los trabajadores, cualificados o no, por otros mucho más baratos y listo. Si total, la experiencia tampoco es tan importante. ¿La formación? Ya formaremos a los nuevos si eso.
La estrategia… ya tal
¿Qué más da que se vayan? Si hay gente dispuesta a trabajar por la mitad del sueldo, ¿por qué no íbamos a darles la oportunidad de demostrarlo? ¡Claro que sí! ¿No ves, además, que la plantilla está anticuada? Matamos dos pájaros de un tiro.
Esos dos pájaros…
Esos dos pájaros que mataremos serán, con toda probabilidad, uno y muy familiar: la propia empresa.
¿Dónde irán esas oscuras golondrinas?
Los despedimos y listo. Pero claro, ¿dónde irá esa gente que acabamos de echar? Vamos a pensar: tienen varias opciones después de que se les haya pasado el mal rato. Elige cuál te gusta más:
- A ningún lado: me quedaré en paro para siempre así que tampoco consumiré tus productos
- A la competencia, que aprenderá de nuestros métodos
- Crearán su propia empresa aprovechando su experiencia y conocimientos
- Encontrarán trabajo en otro sector
No vamos a hablar aquí de talento ni de ese tipo de cosas. Pero sí del riesgo que se corre cuando se prescinde de una persona que conoce la forma de trabajar de tu empresa.
Siendo realistas, es posible que la primera y última opción sea la mayoritaria, sobre todo si se acude a prejubilaciones y el sector está de capa caída. pero cuanta más gente despidas, más probabilidades habrá de que elijan la segunda y tercera vía.
Un disparo en el pie
Muy probablemente este «plan de ahorro de costes» sea un disparo en el propio pie. Aunque a corto plazo proporcione un gran ahorro en personal, a medio plazo acabará con la empresa casi con total seguridad. Con el paso de los años se desarrollan los procedimientos, cultura, forma de hacer, carteras de clientes… pero el tiempo no es nada sin alguien que lleve a cabo las tareas. Son las personas que componen tu organización las que han desarrollado los procedimientos, las que viven la cultura y las que cultivan las carteras de clientes.
Sí, es fácil reducir costes
Incluso llevarlos a cero es fácil. Pero hacerlo por la vía rápida suele ser un billete seguro hacia el desastre total.
Pensar es más complicado, sí, pero suele ser más efectivo.