Pues eso. Que tampoco cuesta tanto entregar un presupuesto u oferta con el nombre de la empresa escrito bien. Es lo menos que se puede pedir, ¿no? Que por lo menos quede claro que te has molestado en saber a quién le vas a vender algo.
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Por favor, ¡¿Comic Sans en una oferta de prestación de servicios?!
No hombre, ¡no! ¡A estas alturas no! Y menos si son 5 páginas…
¿Sabrá alguien más de colas que McDonald’s? ¡Somos clientes!
Entonces, ¡¿por qué no las organizan bien?!
¡Somos clientes!
Si me dices: “No se preocupe que le volvemos a llamar”, llámame. Y a ser posible, que sea en el plazo en el que te comprometiste.
Ya sé que en los call centers trabaja mucha gente y se hacen muchas llamadas y estáis muy liados, así que si no puedes asegurar que me llames de vuelta, no te comprometas a hacerlo.
¡Somos clientes!
Una manera de medir el compromiso que una persona siente por algo o alguien es ver qué hace de más en relación a lo que debería hacer.
Esos cinco minutos antes que llega alguien al trabajo, esa sonrisa a la hora de ofrecer un servicio, el globo que le dan a tu hijo sin que la empresa se lo exija…
Siempre es agradable topar con alguien comprometido con su trabajo.
Pero ojo, para que tus empleados se comprometan con su trabajo, con su empresa, no basta con pagarles algo más que el mínimo a final de mes.
Si quieres trabajadores comprometidos con tu empresa, deberás hacer algo más.
¿Se te ocurre qué?
Quizás que la empresa los trate como humanos y sienta compromiso por ellos sería un buen comienzo.
¡Somos clientes!
Pero también somos seres humanos y nos gusta ser tratados correctamente. Si llamamos por teléfono, nos gusta que nos atienda una persona que resuelva el problema, no que nos pase de operador en operador hasta que alguien nos atienda.
Si además, la llamada es a un número de tarificación especial, un 902, por ejemplo, os pido aún más eficiencia en el trato. Que para eso pago yo, ¿no?
¡Somos clientes!
Intenta sorprenderme con algo nuevo. Ya sé que soy cliente de toda la vida pero, precisamente por eso, a veces necesito un aliciente para seguir siéndolo y no irme con la competencia.
Trabájatelo un poco y haz algo que me haga sentir especial o mejor que otros días.
¡Gracias!
¡Somos clientes!
Llevarse los platos para sustituirlos por nuevos está bien, pero dejar el cubierto usado en la mesa es cutre y queda mal. Sobre todo cuando el coste de sustituirlos es mínimo y un cubierto sucio mancha el mantel que luego habrá que lavar.
Si te llevas el plato, llévate los cubiertos con él.
Y, por favor, no vuelques los restos de un plato a otro delante del cliente.
¡Somos clientes!
Por favor, soluciona mi problema y deja para luego los tuyos: ver discutir a empleados mientras uno está de compras no es muy agradable.
¡Somos clientes!
Sí vas a usar mobiliario de Ikea para tu negocio, procura darle un toque personal al asunto: unas flores, papel pintado… Algo que diga algo de tu negocio, algo que lo distinga.
Sí no, corres el riesgo que parecer impersonal y frío.
Ponle un poco de amor a tu negocio y haz que se note.
¡Somos clientes!
Tengo un problema con un producto tuyo; te lo comunico y, UNA VEZ RESUELTO, me explicas el resultado.
No tengo que conocer los entresijos de tu empresa, ni los departamentos, ni hablar con más de una única persona. No me hace falta.
Y si quisiera hacerlo, ya te lo digo yo.
¡Gracias!
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