Sí, aunque suene feo, te puede llegar a pasar a ti. De hecho, puede que ya te esté pasando. Aunque lo más normal, no nos alarmemos, es que nunca llegue a pasarte. Hablamos de reputación online de nuevo.
El Segoviano
Aquí tenéis el caso. Y aquí también.
Os dejo también el enlace a la web del restaurante, que más que restaurante, como ellos mismos indican, es un complejo. Aquí está.
El Complejo José Luis el Segoviano es un lugar -seguramente fantástico, pero no lo conozco lo suficiente como para poder opinar- para realizar celebraciones que cuenta con restaurante, sala para espectáculos y otros servicios.
Para los que no hayan pinchado en los enlaces: resulta que un ex empleado les ha estado extorsionando mediante el uso de webs, blogs y opiniones negativas en Internet. Con esta actitud, este hombre quería conseguir dinero de este empresario, claro.
¿Qué hizo José Luis el Segoviano?
Darse cuenta y denunciar. En este caso la extorsión era obvia: el «prenda» se había puesto en contacto con ellos para conseguir su objetivo de alguna manera, por lo que sabían que esto estaba ocurriendo.
Denunciaron y lo detuvieron tras investigar durante un tiempo. Ahora ha sido condenado.
Lo sabían y actuaron
Los propietarios de este restaurante sabían lo que estaba pasando. Su negocio estaba siendo difamado en Internet. Y actuaron.
Pero no siempre es así
En ocasiones no se busca la extorsión, sino simplemente erosionar la imagen por parte de la competencia, un ex-empleado, un cliente insatisfecho o cualquier otro caso.
Y no siempre lo sabe el empresario. No es sencillo estar todo el día pegado a Internet para ver qué se dice de ti. ¡Con el poco tiempo que tiene todo el mundo hoy en día!
Es poco frecuente pero ocurre. Y al que menos lo espera.
¿Qué hacer?
Lo primero: saber que puede pasar.
Lo segundo: tratar de averiguar si está pasando.
Lo tercero: tomar medidas. A veces es una denuncia a la policía, otras veces a la web que albergue los contenidos. No hay solución estándar.
Lo peor es que puede ocurrir aunque no tengas presencia online y que hoy ocurre en Yelp y mañana en un blog o Twitter.
No siempre es sencillo seguir cada uno de estos tres pasos. Y si no te resulta sencillo, lo mejor es contratar los servicios de alguien que pueda hacerlo por ti. Aunque ya sabemos que en España eso es complicado. O no.