¿Es la evolución siempre positiva? Pues depende de lo que se entienda por «positivo». Menuda respuesta, ¿no? Típica de ingeniero, tengo que reconocerlo.
Hoy hablaremos de la evolución de tres productos similares: Adobe Reader, Foxit PDF Reader y Sumatra, tres programas informáticos destinados a gestionar los famosos archivos PDF.
¿Qué es eso del PDF?
PDF es formato para almacenar documentos digitales de manera independiente a la plataforma, es decir, un fichero con este formato se podrá ver en cualquier tipo de dispositivo y de manera muy similar en cada uno de ellos.
Obviamente, el dispositivo debe permitir la visualización de archivos y contar con software apropiado para poder gestionar este formato de documento.
Inicialmente fue desarrollado por Adobe, una compañía americana, que durante mucho tiempo tuvo la exclusividad para la creación de este tipo de documento, que para eso fueron ellos los que lo inventaron, ¿no? Sin embargo, en 2008, decidieron convertir el formato en un estándar abierto.
Aunque para esa fecha ya existían programas capaces de leer ficheros PDF, a partir de ese momento, cualquier persona que tuviera acceso a la especificación -ISO 32000-1- podría programar su propia aplicación.
Y eso pasó: aparecieron alternativas reales
Ya las había antes de 2008, pero a partir de esa fecha se facilitó mucho su creación y difusión. ¡Yuhu!
Aparecieron múltiples opciones y, claro, Adobe reaccionó y mejoró su Adobe Reader. Y la competencia volvió a hacerlo. Y Adobe también. Y la competecia. Y Adobe. Y así mucho rato.
La evolución
Al final, Adobe tiene un maravilloso y monstruoso programa para poder leer un simple fichero PDF que hace que los ordenadores de última generación tiemblen nada más pulsar en su icono. Si tu ordenador no es de última generación, prepárate a esperar un buen rato antes de poder leer el fichero que deseas.
Mientras tanto, Foxit, una pequeña empresa se dio cuenta del cariz que estaba tomando el asunto y decidió crear su propio lector de ficheros PDF, muy simple. Tan simple que sólo hacía unas pocas cosas. Entre ellas, abrir un fichero PDF para poder leerlo. La simplicidad era su arma y fue un gran éxito: Foxit era un programa muy rápido y sencillo que permitía gestionar los ficheros PDF a la velocidad del rayo.
La competencia
Y, claro, Adobe reaccionó y mejoró su Adobe Reader. Y Foxit volvió a hacerlo. Y Adobe también. Y Foxit. Y Adobe. Y así mucho rato.
La conclusión es que ahora Foxit es un programa casi tan pesado como Adobe Reader y que, si no tienes un ordenador potente, vas listo. La diferencia entre uno y otro es mínima en cuestión de velocidad.
Visto esto, aparece Sumatra. Un programa muy sencillo y muy rápido para… ¡justo eso!: poder abrir un fichero PDF. Va como el rayo y no hace casi nada más. Sólo poder abrir un fichero y leerlo.
La esencia
Es tan importante que muchas veces es lo único que hace que tu producto se venda. Olvidar la esencia, el porqué tus clientes te compran a ti y no a otro es muy arriesgado.
Adobe ofrece una plataforma que cuenta con el apoyo del creador del formato PDF. Se espera de él un programa cargado de opciones y excelente gestor de ficheros PDF.
Foxit ofreció velocidad, justo lo que le faltaba a Adobe, que no competía en ese campo. Sin embargo, con el tiempo, olvidó su esencia y se centró en competir con Adobe donde no hacía falta. Ahora Foxit es un poco el «segundón» que no aporta realmente nada nuevo como alternativa.
Sumatra supo ver qué estaba pasando en el mercado y reaccionó.
Es difícil decir no
Foxit, en vista de su éxito, no supo decir no. La tentación de mejorar su Foxit aún más fue fuerte y la orientaron hacia la funcionalidad y no hacia la velocidad, donde realmente era fuerte. Quizás se le quedó pequeño el objetivo. La presión por obtener una nueva versión cada cierto tiempo hacía que tuvieran que añadir nuevas funcionalidades como excusa. Quién sabe.
La cuestión es que Foxit está ahora en un punto raro: es una alternativa que no ofrece gran cosa. Sus seguidores continuarán usándolo pero aquellos que buscaban agilidad y velocidad, lo abandonarán sin duda.
En la empresa actual existen muchas ocasiones en las que uno se ve presionado a competir en un campo en el que no es experto o simplemente no existe interés. Dejarse llevar por esos bajos instintos suele dar resultados malos.
No es necesario competir con todo y ganar en todo. De hecho, es imposible. Mucho mejor centrarse en unos pocos aspectos en los que se pueda ser realmente bueno. Cambiar la esencia de tu negocio es posible, pero no es fácil y hay que pensarselo muy bien.