Llevaba unos días pensando en qué pasaría cuando el blog alcanzara las 100.000 visitas.
Nada
100.000 es un número como otro cualquiera, así que no tenía por qué pasar nada al alcanzar esa cifra. Sin embargo tengo que confesar que nunca pensé que llegaríamos a esas 100.000 páginas vistas. Y así ocurrió: no se produjo un eclipse imprevisto ni llovieron palomitas de maíz.
No ocurrió nada en especial que afectara de algún modo a la Humanidad.
Bueno, algo sí, aunque pequeño
100.000 es un número relativamente diferente a los demás: tiene muchos ceros y queda bien. Quizás por esto, quizás porque tocaba, he parado un poco para reflexionar sobre este blog.
Pienso en qué camino seguir o si es mejor parar justo ahora. Pienso si el formato, el diseño y el contenido deberían cambiar o está todo bien como está.
Y, sobre todo, me planteo si el contenido de este blog habrá ayudado a alguien en la vida real. Si ha sido así, me considero más que suficiente.
Elegir el camino
Hay muchos caminos que parten de donde hoy nos encontramos. Y hay que saber elegir cuál recorrer. Este es el motivo de no haber escrito ayer y casi no hacerlo hoy tampoco.
Reflexión, es a lo que me dedico estos días y de ahí la ausencia de posts. O, al menos, posts serios -todo lo serios que pueden ser, claro.
Gracias
Es de bien nacidos ser agradecidos y, por lo tanto, no puedo olvidar agradeceros a todos vuestras visitas, aportaciones y simpatías hacia este sitio web.
Espero que hayáis pasado un rato agradable aquí y que sigáis pasándolo en el futuro.
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