Hace unos días visité un almacén para unas gestiones. No había entrado nunca, fue una experiencia nueva. Todavía hoy sueño con ello.
Antecedentes
Se trata de una empresa que vende mercancías al mayor. Dispone de varias naves industriales que usa únicamente como almacenes y algunas otras que usa para exposición y venta además.
Los productos que venden abarcan varios sectores y la procedencia de la mercancía es igual de variada. Los productos no son especialmente exclusivos y pueden encontrarse en otros almacenes.
Caos en el almacén
A continuación tenéis una muestra del almacén que visité.
Unos 30 pasillos como éste. Imposible avanzar o retroceder sin tener que saltar sobre alguna caja. Imposible llevar un carro para recoger la mercancía.
El funcionamiento de este almacén es de estilo cash and carry, es decir, los clientes entran y recogen la mercancía que desean. Cerca de la salida se realiza el pago.
¿Cómo se llega a esto?
Es evidente que hay muchas maneras de llegar a esto desde el punto de vista técnico. Y, sorprendentemente, no voy a entrar a discutirlas hoy.
Hay una cuestión que me asaltó al ver esto que eclipsó mi interés inicial en la gestión de almacenes: ¿cómo se llega a esto?, ¿cómo es posible que una empresa que funciona así, siga viva después de tantos años?
Tiene mérito, no lo neguéis. Funcionar así y seguir abiertos es algo tan meritorio o más que seguir abierto cuando lo haces bien.
Esos palos del sombrajo que se caen…
Al ver este almacén se derrumbaron varios de los pilares de mi pequeño conocimiento: ¿para qué sirve todo lo que hemos estudiado si, después de todo, incluso con un almacén así, es posible seguir funcionando?
Ésta es una pregunta dura que no sólo es válida para esta empresa. Hay muchas otras empresas en las que el desorden no es tan evidente y, sin embargo, funcionan mal. Y no han cerrado.
Lo admito, se me cayeron los palos del sombrajo. A la porra el blog, la carrera y todo lo demás. Total, ¿para qué? Si haciéndolo así, se puede vivir, ¿merece la pena complicarse para hacer las cosas bien?
Y, entonces, ¿cómo es que siguen vivos?
Cuando una empresa sobrevive es que algo, lo que sea, debe estar haciendo bien. Quizás no sea una única cosa, pueden ser varias. Cuantas más mejor, obviamente, porque el éxito que se apoya en un único cimiento es débil cuando cambian las condiciones del mercado.
Quizás seas tan bueno en precio que tus clientes estén dispuestos a perdonar tu desorden y seguir comprando. Quizás seas bueno en surtido o en especialización de los productos y eso te permite descuidar los recursos humanos de tu empresa. A lo mejor tu equipo comercial es tan bueno que no precisas tener un buen stock.
Lo cierto es que cuanto peor lo hagas en ciertas cosas, mucho mejor tendrás que hacerlas en otras para compensar y mantener el éxito.
Esperanza
Sin embargo, tras unos momentos de shock, volvió la cordura. Recogí los palos del sombrajo y recuperé el aliento.
La gestión de cualquier empresa es complicada y, además es fácil complicarla aún más. Siempre habrá empresas que, por el motivo que sea, elijan centrarse en unos puntos y descuidar casi totalmente el resto. Es posible que estos puntos sean suficientes y les permitan sobrevivir.
Sin embargo, cada vez hay más empresas que no dejan que esto ocurra y, aunque se centran en algunos aspectos competitivos, no dejan descuidados el resto.
Arrastrar una rémora cada día que se levanta la persiana es costoso y puede acabar en desastre. Tratar de hacer las cosas bien y, además, centrarse en hacer algunas especialmente bien es mucho más efectivo a la hora de gestionar una empresa.
Tengo esperanza: quizás esta empresa decida cambiar su almacén en un futuro. Quizás no lo decida ella, sino que se vea forzada por la competencia, que lo tendrá relativamente fácil.
Y, sin duda, acabará apareciendo la competencia. Sólo tienen que darse cuenta de cómo se gestiona esta empresa.
Tienen tiempo… todavía.
Eso tiene pinta de macro chino. Artículos sin normativa de costo menos de 1 euro vendidos a 9.99€ con un margen del 90%. Personal sin dar de alta en la sus, evasión de impuestos total (en la caja seguro que hay 2 botones «cobrar 1€» y «cobrar 10€»). No hay gastos de limpieza, mantenimiento, ¿seguridad ante el fuego?, etc… Igual me equivoco pero…
Pues curiosamente no es así, Alejandro. No es un macro chino, los artículos cumplen aparentemente la norma y son de proveedores más o menos reconocidos a precios razonables. Lo que hacen con los impuestos o el personal no puedo saberlo. De limpieza y mantenimiento aparentan ir un poco cortos, la verdad. La seguridad ante el fuego estaba literalmente enterrada en mercancía, pero estaba.
Si hubiera sido como planteas, quizás no me habría sorprendido tanto. Mi pregunta ahora es: ¿cuántos almacenes como éste existirán por ahí funcionando?
Pues como me me he equivocado… Perdon. Pero a ver si alguien me lo explica.
No tienes por qué pedir perdón, ¡hombre! Yo habría pensado lo mismo. De hecho, llegué a pensarlo estando allí. Pero no, nada que ver con China. Espero que alguien nos lo explique…