Álgebra: Era una de las asignaturas más duras de la carrera y se estudiaba nada más llegar, en primero. Es difícil porque conceptualmente lo es. Si le añades un profesor duro, tienes la tormenta perfecta. La matemática usa números y letras griegas y latinas, el álgebra define nuevos alfabetos. Podéis imaginar.
Sin embargo, como sin el álgebra aprobada no hay manera de ser ingeniero, llega el día que hay que abordarla y ponerse a estudiar. Y, de repente, pasado un tiempo con esta bonita rama de la ciencia, empiezas a darte cuenta de que no es tan árida como parece; incluso te sorprende que empiece a gustarte. A los pocos días eres un forofo del álgebra y pasados unos meses, no puedes vivir sin ella: la pasión se despierta y acabas aprobando el infame examen.
Y, ¿a qué viene todo este rollo? Pues es un ejemplo de que, con pasión por las cosas, normalmente se acaba disfrutando. Que si pones el suficiente interés, al final acabarás aprendiendo lo suficiente sobre casi cualquier cosa como para poder disfrutarlo como un niño con zapatos nuevos.
Sabor Asia
Hace unos días visitamos un nuevo negocio regentado por una pareja amiga, Sabor Asia. Él fue compañero de carrera y aún mantenemos el contacto. Espero que si lee esto, ¡acabe invitándome a algo!
Ambos han puesto mucha ilusión en el proyecto, aunque él desconocía bastante el tema, ella le ha enseñado lo suficiente como para despertar la pasión por el negocio.
Como podéis imaginar Sabor Asia tiene poco que ver con la ingeniería, pero aún así, Aitor ha puesto todo su interés en el proyecto.
Cuando llegamos al local yo no sabía muy bien el grado de implicación de mi amigo en el proyecto, pero no pasó mucho tiempo hasta que quedó claro: le gustaba más incluso que el álgebra.
Nos explicó su historia, la de la tienda, nos enseñó cada uno de sus muchos productos, nos contó algunas recetas sencillas que hasta yo podría cocinar, disfrutó con nuestros niños…
Los designios de la vida le han llevado a involucrarse en una empresa que difícilmente encajaba con su formación. Sin embargo, es evidente que está disfrutando con su nueva iniciativa a más no poder.
Con pasión todo sale mejor
Con pasión y entusiasmo todo sale mejor. La mayoría de las veces, a decir verdad. Es lo primero con lo que hay que contar cuando alguien emprende. Eso no te lo cuentan en ningún curso sobre emprendimiento, se da por hecho. Pero no siempre es así.
Los motivos por los que la gente emprende son muy variados y no siempre están presentes el entusiasmo o la pasión por lo que uno va a hacer.
Sin estos ingredientes es posible tener éxito, pero es, seguro, mucho más aburrido y difícil.
¡Suerte!