Hace unos meses apareció una directiva europea que afecta al sector en el que trabajo. Esta directiva se tradujo posteriormente en un real decreto que hacía efectiva la aplicación de dicha ley en España.
Sin entrar en muchos detalles, que no vienen al caso y tampoco añaden nada a la historia, os contaré que dicha directiva hace obligatoria la cualificación del software que las empresas usan para sus labores diarias.
Cualificación del software
Tampoco quiero entrar en muchos detalles técnicos aquí así que resumiré mucho qué quiere esto decir. Que no se enfaden los expertos en el tema, que no se trata aquí de disertar acerca de este asunto.
La cualificación del software se lleva a cabo para constatar que los programas que usas pueden hacer lo que tú necesitas que hagan y, cuando lo hacen, lo hacen bien.
Si lo aplicamos a una hoja de cálculo, podríamos considerar que el programa está cualificado cuando constatemos que nos deja escribir un documento con números y que cuando operamos con estos, los resultados son correctos.
¡Qué bien!
Obviamente, cuando uno lee esto lo primero que piensa es: ¡qué bien!
Con esto ya podemos estar tranquilos. El software hace lo que quiero y lo hace bien. ¿Se puede pedir más?
Vale, bien, umm… pero, ¿esto para qué sirve?
A tener en cuenta:
- Resulta que el sector lleva funcionando décadas, con software y sin él.
- Cualificar software puede ser un proceso, si se hace bien, lento y caro.
- Una directiva obliga a realizar un control sobre el software de gestión de una empresa privada. Por cierto, esta directiva también obliga a cosas tan pintorescas como:
- Tener unos objetivos fijados
- Vigilar el mercado en el que opera la empresa
- Establecer a la Calidad como la principal preocupación de la dirección y otras 3-400 cosas más.
Resultado: burocracia empresarial sin valor añadido alguno.
¿Por qué tiene alguien que fijar por ley cómo gestionar una empresa privada? ¿Acaso sabe el legislador gestionar empresas mejor que los propios empresarios? ¿Es labor del legislador entrar hasta esta profundidad en las empresas? ¿Para qué? Sobre todo, cuando el sector funciona como un reloj y no se ha producido ningún incidente relevante en toda su historia.
Oportunidades
Bueno, esto es lo que hay: la ley obliga a implantar burocracia inútil en tu empresa que, obviamente, pagas tú. ¿Qué hacemos al respecto?
Pues, ya que estamos, aprovecharla. Ya que es obligatorio esto de cualificar, por lo menos podemos tratar de que sirva para algo. A mal tiempo, buena cara.
Lo razonable en estas situaciones es tratar de aprovechar los cambios legislativos para introducir cambios en la empresa que, aunque sabemos que son necesarios, nunca acaban por llevarse a cabo por unos motivos u otros.
Quizás este sea el momento. El pago por esta oportunidad está claro: más burocracia empresarial en su gran mayoría inútil e innecesaria.