¿Podríais imaginar como sería una película hecha con los parámetros actuales de calidad? Una película que cumpliera con la ISO9000 y otras tantas normas, ¿hacemos el intento?
Lo primero: determinar las necesidades de los clientes, espectadores en este caso
No vamos a iniciar la grabación de ninguna película sin saber antes qué quieren nuestros futuros espectadores, ¿no? Pues eso, un buen estudio de mercado y unas buenas sesiones de brainstorming con casas de la calidad incluidas para determinar qué quiere nuestro cliente y llevarlo al núcleo de nuestra empresa. Si os parece bien, pensaremos que, después de este estudio, las conclusiones son que los clientes quieren una película de acción y comedia que les haga llorar en algunos momentos, con una banda sonora fabulosa y actores de primera pero desconocidos. La calidad, lo primero.
Lo segundo: establecer la política de calidad, objetivos e indicadores
Vamos a satisfacer a nuestros clientes, eso hay que dejarlo claro, por escrito. El primero en comprometerse con este objetivo, el director, que para eso es el que manda. Los objetivos: la satisfacción del cliente y los indicadores, la felicidad que les inculque la película, la taquilla obtenida y las buenas críticas en los medios. ¿Apropiado?
Lo tercero: determinar la infraestructura, procesos, personas… para llevar a cabo el proceso
El casting, el vestuario, el compositor, el equipo, todo con el cliente en mente. Pero la trama de la película también, el guión, la introducción, el nudo y el desenlace. También. Exactamente como debe hacerse, con calidad.
¡Adelante con nuestra comedia romántica de acción! Califiquemos a los actores potenciales según varios criterios establecidos por los espectadores (popularidad, carisma, veces que salen en las revistas del corazón o tamaño de la tableta de chocolate), los ordenamos de mayor puntuación a menor y contratamos a los de la parte de arriba de la tabla. Lo mismo con los restantes integrantes del equipo.
Cada cierto tiempo podemos contrastar el desarrollo de los procesos de filmación con algunos de nuestros futuros clientes para que confirmen que lo estamos haciendo todo bien y de acuerdo con sus directrices.
¡Vamos allá!
Lo cuarto: grabar la película
La localización, los escenarios, la fecha en la que se ubica la trama, el número de escenas con lluvia. Todo hay que tenerlo previsto de antemano y de acuerdo con los criterios que se han fijado en las etapas anteriores. Vamos a grabar. Por cierto, debe salir bien a la primera. En cada toma. No vale repetir, que para eso hemos estado planificando tanto tiempo. Cero defectos.
Lo quinto: proyectarla, también con calidad
Como hemos elegido grabar la película según criterios absolutos de calidad, no hará falta mucha promoción. Con avisar que hemos acabado y que vamos a proyectarla, nos la quitarán de las manos. La proyectarán en todos los cines del país. Incluso en los multicines ocupará casi todas las salas. No deben formarse colas, que no gustan a los clientes.
Por cierto, las palomitas que se vendan en cada proyección deben estar en su justo punto de sal, temperatura y crujientes. Y no quedarán granos de maíz en el fondo sin explotar.
Lo sexto: comparar los resultados con los objetivos y corregir para conseguir la mejora continua
Bueno, ya está. Proyectada la película, tan sólo queda hacer una exhaustiva encuesta de satisfacción que nos diga lo bien o mal que lo hemos hecho y cómo cambiar para la segunda parte de nuestra obra que, sin duda, será mucho mejor que la primera, puesto que no tendrá esos pequeños «problemillas» de la primera. Y si no, en la tercera parte, seguro que hemos acabado con todas y cada una de las asperezas que queden.
La película debe producir satisfacción plena a nuestros clientes. Y no pararemos hasta asegurarnos de que así sea.