Ya hablamos del cambio en las organizaciones en un reciente artículo. Ahora Ryanair decide que debe cambiar: de repente, el cliente no es tan malo y se pueden eliminar cosas que, simplemente, molestan.
El cliente, ese incómodo ser humano
¡El cliente existe y paga tus cuentas! Menudo descubrimiento, ¿verdad? Y ¿cuándo lo han descubierto? Pues Michael O’Leary, su máximo responsable frente a los accionistas acaba de hacerlo. ¿Justo ahora? Pues sí, justo ahora que ha visto que no va a alcanzar los beneficios que preveía porque vende menos vuelos a menos pasajeros. ¡Qué casualidad!
Ryanair es una de esas empresas que han alcanzado el éxito de manera poco ortodoxa: su imagen es polémica, su manera de comunicar (publicity en términos técnicos), sus acciones, su excéntrico CEO, etc. han conseguido que su marca sea reconocida en toda Europa.
Su modelo low cost ha significado un verdadero revulsivo en el sector y sectores adyacentes.
Es indiscutible que el impacto que ha tenido y sigue teniendo Ryanair en la economía europea es muy importante ya que ha lanzado a millones de ciudadanos a viajar con mucha más frecuencia a precios mucho más baratos que los ofrecidos por las aerolíneas tradicionales.
Para que os hagáis una idea: es la aerolínea que más viajes realiza en Europa, con 1500 destinos y 58 bases operativas. Fundada en 1985, hoy en día dispone de unos 300 Boeing 737 y realiza más de 1000 vuelos diarios.
Su cultura
La cultura de una empresa existe. Es la manera en la que se hacen las cosas, cómo sus empleados la viven.
La cultura de la empresa indica la manera en la que se toman las decisiones, qué criterios se usan, las estructuras informales existentes, etc.
Cambiar la cultura de una empresa es complicado, tanto más cuanto más grande sea ésta y más profundo sea el cambio.
Reflexionemos
- ¿Le será fácil llevar a cabo el cambio? ¿Será posible finalmente después de más de 20 años con una misma filosofía?
- ¿Os resultaría cambiar la filosofía de vuestra empresa fácil? ¿Qué tamaño tiene?