Hace poco leí por ahí que los españoles teníamos dificultad para entender el recibo de la luz. Se achacaba, obviamente, a la pésima calidad del sistema educativo español. Es fácil encontrar culpables rápidamente para casi todo. Que sea o no cierto, ya se verá. Eso ya es otro cantar. ¿Vosotros lo entendéis?
Cuando un cliente normal, doméstico, recibe en casa un papel que indica que su tarifa de acceso es la TUR (Tarifa de Último Recurso), cargada de códigos CUP’s, números de contador, kWh y similares, no es difícil perderse.
Si nos vamos al ámbito empresarial, el sistema de tarificación vigente en España se complica hasta extremos insospechados.
¿Le echamos un vistazo a la tarifa 6.1?
Esta tarifa divide el año en seis periodos, desde P1 a P6. Cada uno de estos periodos tiene asociado un coste de la energía contratada (coste por potencia o fijo) y un coste variable debido al consumo efectivo.
A continuación podéis ver los 6 periodos a lo largo del año:
Además hay que sumar recargos por energía reactiva o por excesos de potencia.
A todo esto se le suma el impuesto de la electricidad (aproximadamente un 5%) y, a todo lo anterior, el IVA. Sí, el IVA se aplica al impuesto de la electricidad. Increíble pero cierto: se paga un impuesto y se le agrega el IVA.
Cuando se va a contratar este tipo de tarifa, la empresa que lo haga debe tener en cuenta cuál espera que sea su consumo a lo largo del año, contrastarlo con los seis periodos, contratar la potencia necesaria en cada uno de ellos y sin excederse, puesto que se penaliza. Además, la compañía ofrecerá un precio por kWh en cada uno de los 6 periodos, revisable cada año.
En caso de que se produzca un exceso de potencia, la penalización se calculará según un Real Decreto que se publicó hace unos años. Aquí podéis ver la forma de calcular dicha penalización:
¿Qué os parece? Como podéis apreciar, es muy sencillo. Cualquier niño de 12 años nacido en Finlandia lo entendería sin hacer uso siquiera de la calculadora. Aunque también es cierto que pocos niños contratarán la tarifa 6.1.
¿Quién es el responsable?
En este caso la empresa está a salvo: las tarifas que se ofrecen están fuertemente reguladas por ley. En particular el cálculo de facturación por exceso de potencia se incluye un Real Decreto, así que no se puede responsabilizar del todo a las empresas que lo tienen que aplicar.
En realidad todo esto es consecuencia de un modelo trasnochado que ha ido apañándose para poder salir al paso cada año sin provocar una revolución en el sector eléctrico. ¿Quién paga? Los clientes, en este caso.
Un arma de doble filo
Cuando el mercado está tan regulado, no hay nada que hacer. O se aceptan las condiciones o te quedas sin suministro eléctrico. Y no hay alternativa, puesto que todas las compañías ofrecen lo mismo. A lo sumo, cambiar de tarifa. ¿Alguien se atreve a averiguar cuál es la más conveniente para su caso?
Sin embargo, este tipo de situación también se da en mercados desregulados. Muchas empresas tienen tarifas, precios y maneras de facturar endiabladamente complejas. A veces es algo involuntario, que ha ido ocurriendo con el tiempo del mismo modo que en el sector eléctrico. En otras ocasiones se hace deliberadamente así.
Muchas empresas entienden que una estructura de precios compleja dificulta enormemente que el cliente sea capaz de evaluar si le conviene irse a la competencia. Es difícil para él calcular los precios y compararlos con los competidores, así que se quedará con el «de toda la vida». Evidentemente esto, en teoría, favorece a las empresas que gozan de una posición dominante en el mercado.
En algunos casos esto funciona… hasta que llega algún competidor y, de repente, lo simplifica todo. Se hace la luz y la transparencia llega al sector.
Estos esquemas tarifarios (la palabra tarifa ya da una indicación del respeto que existe al consumidor) que tenían como objetivo inicial establecer una barrera de salida, facilitan finalmente la diferenciación de los competidores. Tenéis un ejemplo claro en el caso de la telefonía móvil: tras la maraña de tarifas existentes llegaron los operadores virtuales generalmente con un esquema de precios muy simple. Todos sabéis qué está pasando en ese sector.
Reflexionemos
¿Qué otros casos de empresas con precios/tarifas imposibles de entender y comparar conocéis? ¿Os suena alguna? ¿Y qué ha pasado en el sector con el tiempo?
Agradecemos a Auditor Energético el permiso para la reproducción de su tabla de periodos anual.