El cambio. Ese gran reto en la vida y, cómo no, en la empresa. La gestión del cambio es una tarea imposible para unos, extremadamente difícil para otros y sencilla para unos pocos afortunados.
Pocas empresas con capaces de cambiar cuando es necesario. De hecho, el permanecer inmutable a los cambios del entorno es una de las causas más comunes que provocan el cierre de muchas compañías.
Si lo vemos desde el punto de vista positivo, algunas empresas son capaces de reaccionar cuando ven venir aires de cambio en el mercado, otras son incluso capaces de provocar cambios en su entorno. Las primeras, sobreviven, las últimas son las que lideran en realidad los mercados.
En cualquier caso, llevar a cabo cambios en las organizaciones suele se muy complicado. Las empresas suelen tener una «inercia» debida a que están formadas por personas y, normalmente, los seres humanos tratamos de minimizar riesgos. Y todo cambio comporta un riesgo.
Pero no es ésta la única razón; cambiar la manera de hacer las cosas provoca rechazo por muchas otras razones, entre ellas:
- Algunos interpretan que cambiar es aceptar que lo que se hacía antes era erróneo y, por tanto, han estado haciendo mal las cosas.
- Todo cambio comporta incertidumbre: nunca se sabe a ciencia cierta qué pasará; muchas personas rechazan esta incertidumbre.
- Los cambios, en la mayoría de los casos, comportan un esfuerzo; como mínimo aprender a hacer las cosas de otra manera. ¿Esforzarse a cambio de qué?
- En ocasiones, la empresa se ha encargado de inculcar un modo único de hacer las cosas y ha insistido sobre ello durante años. Pedir un cambio puede llegar a sonar a risa para algunos empleados. Sobre todo cuando no se han tenido en cuenta sus aportaciones durante años.
- Falta comunicación: no se entiende por qué hay que cambiar, no se explica a los afectados, el cambio simplemente llega.
La gestión del cambio
Es imposible cambiar la forma de hacer las cosas si no se tiene en cuenta a la gente que realmente lleva a cabo las tareas. Cualquier cambio impuesto «por el artículo primero», suele conllevar un fracaso o, como mínimo, un trauma difícil de superar.
Pedagogía, paciencia, participación, implicación, honestidad, eliminación del miedo, seriedad, capacidad de escucha, liderazgo, saber escuchar, planificar, coherencia… son cualidades y actitudes necesarias para llevar a cabo un cambio importante en una organización.
La facilidad para cambiar es inversamente proporcional (si no exponencialmente proporcional) a la inercia que tenga la empresa. La inercia se debe al tamaño e historia de dicha compañia.
Reflexionemos
Es muy difícil conseguir un cambio en la organización. No imposible, seamos optimistas, pero sí muy complicado. Y tanto más cuanto más profundo sea dicho cambio.
¿Habéis conseguido realizar cambios de calado en vuestras empresas? ¿Cómo fue la experiencia?
Recordatorio
Artículo primero: Se hace lo que diga el jefe, que para eso es jefe
Artículo segundo: En caso de duda, acudir al artículo primero
Aunque parezca absurdo, es el código no escrito que se sigue en muchas empresas.