Con la Administración hemos topado. A ver quién es el guapo que les explica que, además de ciudadanos, somos clientes. Sí, clientes. Las Administraciones Públicas prestan servicios y lo hacen a ciudadanos, claro. Y, por tanto, estos ciudadanos son usuarios y clientes de dichas administraciones.
Pero es cierto, hay diferencias: normalmente -aunque no siempre- la Administración ejerce sus tareas en régimen de monopolio. Es decir, nadie más puede prestar los servicios que ella presta.
Ésta es una de las principales causas de su ineficiencia e ineficacia: no compiten con nadie, no tienen que conseguir unos objetivos «comerciales», no les tiene que preocupar el precio, la calidad o la utilidad de sus prácticas. Disponen de un aparato legal para justificar -o no- todo esto.
Nuestro caso: licencia de obra menor
Y así llegamos a la siguiente situación: un Ayuntamiento cargado de personal que no es capaz de generar una vulgar licencia de obra menor en 8 meses. ¡Y lo que queda!
El mundo real: consecuencias
Las consecuencias pueden ser muchas pero una de las más peligrosas es que mucha gente opta por no ser tan paciente y, finalmente, o desisten y no realizan la obra o la llevan a cabo sin tener la licencia.
Parar una obra en estos tiempos es un desastre: es una pérdida directa de horas de trabajo que se traduce en desempleo.
Pero llevar a cabo la obra sin licencia puede ser aún peor. Por lo pronto implica una inseguridad jurídica importante: se depende de que los vecinos o las autoridades no denuncien al promotor. Si alguien lo hace, la obra quedará paralizada y con probabilidad, haya que abonar una sanción.
Al final una gran cantidad de personas que no pueden ni quieren esperar 8 meses para poder cambiar el suelo de su cocina, se deciden a hacerlo sin licencia, expuestos a que le paralicen la obra o que algún accidente del albañil lo ponga en un compromiso.
Reflexionemos
Justo ahora que se necesita que se incentive la actividad, seguimos encontrando importantes ineficiencias en las Administraciones Públicas que se convierten en trabas ineludibles o dificultades importantes para la actividad económica.
Esto se agrava porque no hay posibilidad de encontrar una alternativa: las licencias las da el ayuntamiento y nadie más. Esto es lo que hay, te guste o no. Y no podrás pedir cuentas por el retraso. Así funcionan las cosas y poco se puede hacer al respecto.
¿En qué situaciones parecidas os habéis encontrado en vuestros quehaceres diarios?