Ya comentábamos por aquí hace poco que parece que la mentalidad tendente al funcionariado de muchos de nuestros compatriotas está cambiando.
Ahora ya no son tantos los que quieren acceder a un puesto en la administración, aunque el contrato sea de por vida …¡por ahora! De hecho, incluso los funcionarios muestran en público sus ganas de emprender y lanzarse a nuevos proyectos.
Me alegra ver cómo la sociedad cambia y deja de estar tan dormida aunque no me alegran las causas que pueden hacer que esté despertando: quizás sea consecuencia de la inacción o poco acierto de los responsables del devenir de la economía, pero parece que la gente va dejando de confiar en «papá-estado» para que le solucionen la papeleta.
En cualquier caso, sea por la razón que sea, la mentalidad cambia y muchas personas están lanzándose a crear su propia empresa.
Eso es bueno aunque no siempre
La creación de empresas es normalmente motivo de alegría. Implica una creación de riqueza y la posibilidad de que muchas personas se sientan realizadas por la independencia posibilidades a las que se acceden, inalcanzables cuando se trabaja por cuenta ajena.
Sin embargo, crear una empresa puede no ser una buena experiencia: se adquieren responsabilidades y oblicaciones económicas, sociales y de otra índole. Y no siempre se está en disposición de asumirlas, bien por falta de cultura empresarial, desconocimiento o aptitudes.
Lo importante
Cuando alguien decide lanzarse a su propia aventura sin tener experiencia previa, debería tratar de formarse no sólo en el campo «técnico» que requiera su nueva empresa. La persona que decide abrir una panadería no sólo debe saber hacer pan, el peluquero no tendrá suficiente siendo bueno peinando a sus clientes, por ejemplo. Cuando uno es empleado quizás sí, pero cuando se cambia de bando y pasa a poseer su propia empresa, debería poner especial interés en formarse en términos de negocio.
¿En qué centrarse?
- En saber tratar a las personas: los clientes, los proveedores, los empleados son todos personas y hay que saber tratar con ellas desde el punto de vista del negocio. Esto es, quizás, lo más importante.
- En conocer qué son y cómo funcionan las empresas: parece obvio, pero no lo es. ¿Alquien puede decirme cómo y dónde le enseñaron esto?
- En saber vender
- En saber comprar
- En saber planificar a medio y largo plazo
- En conocer el entorno
Estos son algunos campos que no pueden ser olvidados por aquellos que se decidan a dar el salto. Si uno mira la lista, no deja de ser bastante obvia.
La realidad es que poca gente ha adquirido formación en estas materias. Aunque sea formación no reglada. El resultado: que gran parte de las empresas que se crean, no sobreviven a su primer año.
Se ponen más ganas que saber hacer, la ilusión por empezar y crear algo nuevo, acaban por cegar a muchos de los que se lanzan y pasan por alto aspectos clave para el desarrollo de sus negocios. Al final el sueño acaba en pesadilla.
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