¿Por qué haces las cosas así? Es una pregunta bastante habitual cuando alguien te muestra su forma de hacer las cosas. El problema es que la respuesta suele ser algo así como: “Porque siempre lo hemos hecho así”.
Entonces es cuando uno piensa: si los cambios en el entorno se dan a tal velocidad hoy en día, ¿cómo es posible que haya empresas en las que el cambio es tan lento o, incluso, inexistente?
Las relaciones con los clientes, el marketing, no puede ser igual en cualquier etapa de la vida de una empresa.
Durante su nacimiento los objetivos no son los mismos que cuando la empresa se encuentra consolidada o cuando la empresa renueva su gama de productos. Y, sin embargo, la mayor parte de las veces, las cosas se siguen haciendo igual con el paso de los años.
Algunas empresas lanzan una campaña de marketing inicial cuando se crean: invierten en ser conocidas en sus inicios. Una vez que alcanzan los niveles que esperan, dejan de preocuparse por estos temas o mantienen sus acciones de manera constante en el tiempo.
Otras adecuan sus acciones al momento concreto de su evolución.
Cabe distinguir, al menos tres momentos diferentes en la vida de toda empresa en relación al marketing:
- Creación: situación en la que la empresa debe darse a conocer, llamar la atención, atraer las miradas…
- Desarrollo: la empresa está consolidada y sus labores de marketing suelen estabilizarse y hacerse más formales
- Renovación: la empresa debe encontrar nuevas maneras de llegar a los clientes, mejorar la forma en la que satisface sus necesidades, enfrentarse a nuevos competidores…
Es en el tercer punto donde las empresas suelen fallar. No se suele tener en cuenta y, con la inercia ganada durante la segunda etapa, cada vez es más difícil saltar a la tercera etapa. Hay que tener mucho valor para hacerlo, cambiando algo que ya funciona. Recordemos la máxima “si funciona, no lo toques”.
El problema es que no sea tu empresa la que toque o no, sino que venga otra con nuevas ideas, energía y liderazgo y “toque” aquello que se consideraba por todos como establecido.
Reflexionemos sobre el marketing
¿Cuál es vuestro caso?
¿Adecuáis las ofertas a la evolución de la empresa? ¿Posicionáis los productos en función de la situación? O, por el contrario, ¿mantenéis la tónica general año tras año?
Pero ya puestos, ¿tiene vuestra empresa a alguien dedicado al marketing? Y no me refiero únicamente a las ventas, sino a alguien que analice a la competencia (de verdad), que dé las pinceladas para el diseño de nuevos productos, que fije promociones y precios, que establezca una política de relaciones con los clientes, que diseñe campañas especiales, que se encargue de la comunicación y que esté en contacto con los clientes tomándoles el pulso para conocer sus necesidades de verdad en cada momento.
Estas funciones no son, ni mucho menos, exclusivas de las grandes empresas. Son clave en el desarrollo de hasta la más pequeña microPYME. Y aunque no haya alguien que formalmente tenga esas funciones, ¿se realizan?
Por vuestro bien, ¡espero que sí! El mercado es un gran campo de competición, donde los que pierden no tienen cabida.
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