El boca-oreja, a veces conocido como boca a boca, es quizás el sistema de comunicación más antiguo que existe. Tan sencillo como yo sé algo y te lo cuento.
A pesar de su antigüedad, es un sistema útil y efectivo y muy usado en algunos sectores.
Sus ventajas
- Efectivo: si el prescriptor goza de reputación, la empresa será asociada a ella
- Barato: sin coste para el emisor ni receptor
- Apto para las nuevas tecnologías: lo que antes se hacía en vivo, ahora se puede traducir al mundo online con facilidad usando las redes sociales
- Accesible: todo el mundo puede usarlo, incluso sin tener ni idea de cómo funciona
Sus inconvenienes
- Lento: Aunque en teoría la difusión de un mensaje sea de carácter exponencial y, por tanto, muy rápida; en realidad esto no ocurre y la difusión es lenta. Esto se debe a que es muy ineficiente: si yo estoy contento con el trabajo de un pintor, aunque se lo diga a todos mis contactos, es raro que estos lo consideren información relevante como para transmitir a sus propios contactos. La cadena se interrumpe pronto.
- Sin control: el mensaje vuela de un sitio a otro sin ningún control ni del mensaje ni de la audiencia alcanzada
- Limitado: o tienes una buena red de contactos o estás muerto
¿Qué suele ocurrir? Que, con frecuencia, la PYME y microPYME recurren únicamente a este medio de comunicación de manera exclusiva para la difusión de sus productos y servicios. Es un medio de comunicación que goza de prestigio puesto que la persona que lo recomienda pone en el mensaje su propia credibilidad (aún sin saberlo).
Pero, sin dejar de un lado el boca-oreja, confiar a éste el futuro de nuestra empresa es una temeridad. La velocidad de difusión del mensaje y la efectividad son bajas, el mensaje que se transmite no es fiable y está sujeto a la subjetividad del mensajero. ¿Quién no ha jugado de pequeño al «teléfono loco»? (Eso de sentarse en corro y transmitir un mensaje de uno a otro hasta que éste queda totalmente desvirtuado). Hay muchos ejemplos prácticos de esto.
Reflexionemos
El boca-oreja es un sistema de comunicación lento. Efectivo, sí, pero lento. Si históricamente nuestra empresa ha dependido de él, quizás nuestros sistemas de producción y, por ende, el resto de la empresa, estén habituados a su lentitud. Cambiar a otros sistemas puede provocar en estos casos problemas de cuellos de botella no deseados.
Quizás sea el momento de lanzarse y abrir los ojos a las múltiples posibilidades que existen en el mundo de las comunicaciones. Pero ojo, hay que hacerlo con cuidado, planificándolo bien, no vayamos a liarla después de todo.
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