Nos cuentan que las tiendas de electrónica sufren un problema desde hace algún tiempo: los clientes van, miran, se informan, tocan y se van a comprar a alguna tienda online. Cada vez es más frecuente. Y es lógico.
Los clientes cada vez están mejor informados, cada vez conocen mejor los productos que quieren. A veces, incluso mejor que el propio vendedor.
Entonces, para qué lo necesitan? Y esta es la pregunta clave que deberían hacerse las empresas que se dedican a la venta offline. Y no sólo las de electrónica: la venta online está alcanzando casi todos los sectores y, aunque aún es una tecnología joven, viene pisando fuerte.
¿Qué van a hacer estas empresas? ¿Ven acaso la amenaza? Las de electrónica lo tienen claro ya pero, ¿y el resto?
¿Qué valor añadido pueden usar para que el cliente justifique el acudir a comprar a ellos? Porque está claro que no es el asesoramiento, que ya se da por supuesto.
Garantía, seguridad, inmediatez, respaldo frente al proveedor. Estas son algunas de las estrategias de diferenciación que pueden usar. Gestionar una garantía o tener un buen stock se convierte en algo crítico ahora. La reputación de la empresa y el trato al cliente, también.
Otra alternativa es directamente convertirse en showrooms pagados por los proveedores o tiendas online.
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