En contra de la creencia popular, NO.
Que tu empleado sea amable con un cliente depende de muchas cosas empezando por el propio empleado y sus circunstancias personales: su educación, su carácter, su situación familiar o estado anímico. Poco se puede hacer con eso desde el punto de vista del empresario.
Pero por otra parte, para que el empleado se sienta comprometido con la empresa, tenga pasión por los clientes, sea amable y muestre que disfruta de su trabajo, hay que conseguir, entre otras cosas, que disfrute realmente de su trabajo. Y para eso hay que esforzarse.
Es ser muy ingenuo pensar que el camarero que has contratado por dos meses oficialmente a media jornada que, en realidad, trabaja la jornada completa, más un par de horas más si la terraza está llena, que cobra parte del sueldo en negro, en el que no has invertido ni 10 minutos en formación y del que apenas te acuerdas del nombre, está en condiciones de ser amable con tus clientes y ofrecerles su mejor sonrisa.
Cierto, este tipo de práctica es barata pero, qué resultados da a medio o largo plazo? Y qué riesgos implica para tu negocio?